La imagen que tiene el público acerca del vampiro ha ido cambiado a lo largo de las décadas, alimentándose principalmente de las fuentes que tienen mayor auge mediático y que son más inmediatas, como el cine y la televisión; no obstante, una de las referencias más antiguas es la literaria.

Como es sabido por muchos, el ente chupa sangre que ha gozado de mayor popularidad es el famoso Conde Drácula, quien apareció por primera vez en la obra homónima del autor irlandés Bram Stoker. También es bien conocido que para la creación de su oscuro personaje Stoker se inspiró en un infame príncipe de Valaquia: Vlad Tepes (1431-1476) “El empalador”.

Conde Orlok en la película Nosferatu (2024)

El detalle que hace diferente al nuevo Nosferatu

Un aspecto interesante y que de alguna manera fue pasado por alto a lo largo de las diferentes adaptaciones del vampiro en los diversos medios de expresión visual en que fue mostrado, es precisamente una característica que, irónicamente, no tendría porque pasar desapercibida y que tienen en común Vlad Tepes y Drácula. Este elemento fue retomado e incorporado para la creación del conde Orlok en la nueva adaptación de la película Nosferatu (2024) del director Robert Eggers (“La bruja”;”El faro”, etc). ¿A qué misterioso detalle me estoy refiriendo? (Alerta de SPOILERS) pues ni más ni menos que a un frondoso bigote. 

Bela Lugosi caracterizado como el Conde Dracula.

El vampiro que todos conocemos


En la película Dracula de Francis Ford Coppola (1922) pudimos ver al conde (Gary Oldman) portando una singular barba y bigote, tanto en su forma humana y su etapa de guerrero (previa a convertirse en vampiro) como en su aspecto civil, siendo ya el Dracula que todos conocemos; sin embargo, ni en la primer aparición del conde en el filme (denotando un aspecto viejo y terrorífico) ni en el resto de sus transformaciones se muestra con vello facial. Además, hablando de la cultura popular, la icónica apariencia del conde que la mayoría de las personas recuerdan e imaginan cuando se habla de él es aquella que inmortalizó el actor Bela Lugosi en 1931 para la película Dracula, producida por Universal y dirigida por Tod Browning.

El origen del mostacho

Retomando un poco la fuente original, por así decirlo, encontramos en la obra de Bram Stoker las siguientes descripciones dadas por el personaje de Jonathan Harker acerca del Conde Dracula:

"Enseguida hubo un ruido de cadenas y de cerrojos. Una llave giró en la cerradura, y se abrió la enorme puerta. Apareció un anciano de elevada estatura, con un GRAN BIGOTE CANO y vestido completamente de negro. Sostenía en la mano una lampara."

“Tuve la oportunidad de observarlo, descubriendo un semblante de rasgos muy particulares. Su rostro era aguileño, de nariz delgada con el puente muy alto; la frente era abombada y los cabellos, escasos en las sienes, eran abundantes en el resto de la cabeza. Las cejas eran tan espesas que parecían rizarse. La boca era firme y cruel, y sus dientes, blancos y afilados, sobresalían de los labios, cuyo color rojo mostraba una vitalidad asombrosa para un hombre de su edad. Sus orejas eran pálidas y puntiagudas; su barbilla era ancha y fuerte, y las mejillas firmes. La impresión general que daba era de una palidez extraordinaria. Sus manos eran toscas, con dedos cortos y gruesos. Y, cosa extraña, en las palmas de las manos había vello. Sus uñas estaban afiladas.”

La inspiración del artista

Transcurría el año 2013 y fue través de mis aventuras literarias que descubrí en el tema vampirico elementos que inspiraron mucho mi trabajo artístico; decidí realizar una serie de bocetos que precisamente buscaban retomar la apariencia “original” de Dracula; ese viejo decrépito, horrendo y de gran bigote; aquella imagen “ignorada” y que a mi gusto, expresándose gráficamente de la manera correcta, podría seguir siendo oscura, misteriosa y aterradora. Te comparto algunos de los bocetos que generé en aquel entonces:

Una colección oscura

Curiosamente y a pesar de las incursiones que hice a través de mis bocetos por explorar ese Dracula “original” de gran bigote, terminé decantando sobre mi trabajo artístico final el aspecto clásico del conde Orlok, derivando en una colección de tres obras inéditas. La única pieza que conservo se titula “Visita nocturna” y está inspirada en las visitas nocturnas (precisamente) del conde Dracula a Lucy Westenra, en las cuales bebía de su sangre y hacía toda clase de vejaciones con ella. En mi pieza busqué retratar esa escena icónica y casi arquetípica que caracteriza al vampiro y que de hecho explota Eggers en su nueva película: una sombra que asecha por las noches y que visita diariamente a su presa; sediento de sangre y de algún modo, amor y pasión.

Si deseas adquirir “Visita nocturna” puedes visitar el siguiente enlace:

https://www.joaquin8a.com.mx/obra/visita-nocturna_60

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